miércoles, 14 de marzo de 2012

Casa Ugalde.- Coderch.

¿POR QUÉ UGALDE?

“Los arquitectos me parecen gente peligrosa, porque sus creaciones más horrendas no pueden esconderse en un cajón o un almacén. Estamos obligados a verlas o, en el peor de los casos, a vivir dentro de ellas. Quizá debería relativizar lo anterior, dado que en ciertos casos conviene vivir en el edificio más feo del barrio. Se vivirá mal, cierto, pero no habrá que ver el bodrio cada vez que miremos por la ventana (...).” J.A. CODERCH.


¿Por qué elegir Ugalde? Sin duda una pregunta con una amplia variedad de respuestas, pero en este momento la que nos debe interesar es la que nos llevó a elegir esta casa para el proyecto de la asignatura.

Lo cierto es que el conocimiento acerca de este arquitecto, J.A. Coderch, y el interés por su obra, en especial por la casa que nos concierne, vinieron de la mano de diferentes razones. Un reportaje en televisión y un artículo en la prensa (“La casa más hermosa del mundo”), así como ciertas referencias que nuestro profesor de la asignatura dio a una compañera para el desarrollo de uno de sus proyectos.

Por todo ello, optamos por la Casa Ugalde para este proyecto que esperamos desarrolle en mayor medida los breves conocimientos iniciales que hemos podido obtener a partir de estas fuentes.


ENTENDER LA CASA UGALDE EN SU CONTEXTO HISTÓRICO, ARTÍSTICO Y ARQUITECTÓNICO.

Lo primero que nos planteamos a la hora de enfrentarnos a este proyecto fue el impacto, la diferencia, la chispa que distinguía la Casa Ugalde del resto de viviendas construidas en la época. ¿Qué la hizo así de popular?

En los años cincuenta, década en la que se fecha la construcción de la casa, la Arquitectura sufría una fractura, un cambio de rumbo. Al margen de la arquitectura institucional que tuvo su repercusión en edificios tan representativos como por ejemplo el Ministerio del Aire de Luis Gutiérrez Soto, que recurre a modelos históricos, la Arquitectura de la época surgió desde la necesidad de dar respuestas a los problemas de la sociedad. Esa necesidad social se tradujo en el empleo de materiales existentes en esos momentos y el uso de recursos técnicos que irían mejorando según los años pasaban y el país avanzaba hacia la modernidad. Así, un claro ejemplo de esta nueva filosofía arquitectónica fuesen las viviendas sociales, los barrios de bloques o los conjuntos destinados a dar acogida en la periferia de las ciudades. Los arquitectos se afanaron en construir viviendas que cubrieran el mínimo necesario, a veces luchando con la incomprensión general.

Todo esto fue unido a una importante aspiración “funcional” a la hora de diseñar y proyectar. Ambas ideas se reflejarán de algún modo en J.A. Coderch, como veremos más adelante.

LA SERENIDAD Y LA ARQUITECTURA MÁS HUMANIZADA.

“(...). Esto se basa en unas virtudes que los proyectos han de tener por encima de todas las cosas. Puede reducirse a una sola palabra: la obra ha de tener serenidad. Ha de huir de modas, y la forma de escapar de ellas es conociéndolas lo menos posible, porque si no el hombre tiende inconscientemente al camino más fácil, que es oler el trasero del que tiene delante, o que cree que tiene delante. Es decir, una casa no es propiedad de la persona para la que se hace. Incluso interiormente, porque la casa vive más que el hombre. Y ese hombre puede tener hijos a los que no les guste. Pero por dentro es más fácil de arreglar si está bien proyectada. De manera que aún toleraría una cierta gratuidad o.... ¿cómo lo diría?.... hacer una cosa no porque sea mejor sino porque es extraña. Que si lo hace un arquitecto para probar a ver qué pasa, como línea de investigación, y sin hacer pagar la culpa a los otros, entonces va muy bien. Pero sobre todo, la parte exterior. La casa es propiedad de la gente que se pasea, de todos los ciudadanos, y por eso digo que el arquitecto, por encima de todo, ha de dar a las obras una cosa: serenidad. Dentro de la serenidad hay orden, algo que no inquiete, porque las cosas que inquietan cansan. (...).” J.A. CODERCH.

Es interesante esta reflexión del propio arquitecto pues refleja la universalidad de la obra arquitectónica; el modo en que una obra influirá y determinará de una forma u otra el estilo y la concepción de la época. De ahí eso de que la casa no pertenece a la persona a la que se le hace; ese dominio se le escapa de las manos y acaba por ser propiedad de la ciudadanía, de la Arquitectura del momento. Y está clarísimo que esto mismo ocurre en el caso de la Casa Ugalde. Obviamente la vivienda tiene sus dueños, pero hoy en día es referencia mundial y muchas personas la visitan, nombran, o trabajan en torno a ella. La Casa Ugalde se trata de un importante ejemplo de lo que Coderch entendía por Serenidad.

No obstante, esta universalidad de la Arquitectura no se debe confundir, como también aclara Coderch, con esa poderosa necesidad de que parece dominar a muchos arquitectos a la hora idear su obra, poniendo en primer plano la promoción del arquitecto y su conversión en hito.

“Creo que todo lo que pase fuera de mi barrio es internacional, y arquitectura de revistas, totalmente desconectada de los valores humanos y de las grandes tradiciones del hombre” J. A. CODERCH.

He aquí un debate eterno en la vida del arquitecto: ¿El arquitecto debe complacer sumisamente al cliente o debe, por el contrario, actuar independientemente en busca de la obra artística?

En el caso de la Casa Ugalde, según lo investigado por este grupo, la conjunción arquitecto/cliente resulta equilibrada y homogénea, y muy posiblemente se trate esta de la razón oculta que se esconde tras esta vivienda, el secreto sobre el que se apoya su perfección, popularidad y serenidad. El señor Ugalde encargó el proyecto a Coderch, con unas pautas fijas que exigía en su casa. Pero del mismo modo, dejó que el arquitecto trabajara tranquilo y según su estilo.

“(…) Es una casa que me la han dejado proyectar libremente, pero basándome exactamente con las instrucciones de los propietarios. Estas son las condiciones que han dado el carácter de los planos”. J.A. CODERCH.


UN PUNTO FIJO QUE MARCA EL RUMBO.

El origen de la casa reside en los paseos y momentos de reflexión que el señor Ugalde vivía cotidianamente en cierto punto del bosque sobre el que se asienta actualmente la casa. Las vistas que desde ese punto visualizaba le maravillaban, y sus condiciones a la hora de encargar la vivienda a Coderch fueron que esos tres panoramas principales que disfrutaba no desaparecieran.

Por tanto, el diseño de la casa surge de ese punto en el que el señor Ugalde se sentaba a observar, y las tres vistas (norte, sur y este) que pretendía mantener.

En el siguiente dibujo se observa esta idea con claridad. Se trata del croquis inicial de la casa en el que se ven estas líneas de vistas que tanto interesaban al propietario;



Al sur se sitúa el mar, al norte la Villa Arenys y un pequeño pueblo pescadero, y al este grandes montañas y un pueblecito del tiempo de los moros.

Se aprecia en el dibujo las líneas de vistas que marcan rotundamente el diseño de la casa y la disposición estratégica de las transparencias, tan comunes en esta vivienda.

Resulta a nuestro parecer una idea romántica y muy atractiva esa de comenzar la casa por las vistas. Innovador y práctico a la vez. Y como nos demuestra el resultado, nada defraudador.

LA NATURALEZA Y LA ARQUITECTURA.


La Casa Ugalde se sitúa en un enclave privilegiado, cerca del mar y de una Naturaleza viva y fuerte; en una colina de 100 metros de altura sobre el nivel de la población más cercana (Caldetas, Barcelona).

En la construcción se respeto completamente los pinos de la zona, y en cierto modo, esto condicionó, aparte del ya mencionado profundo respeto por las vistas, el diseño de la casa.

La importante pendiente y la frondosa y poderosa naturaleza un problema a la hora de la construcción de la vivienda. Sin embargo, la Naturaleza acabó por adoptar como propia a la casa, hasta alcanzar un grado de fusión y simbiosis admirable.

Tanto es así que comparando fotografías de los años cincuenta con la actualidad, podemos comprobar cómo la Naturaleza ha ido desarrollándose en torno a la casa hasta hacerla parte de sí misma. Llega hasta tal punto esta unión que si en un caso hipotético colocásemos la casa en un lugar diferente, ésta perdería toda su esencia y encanto. Los muros parecen nacer desde la topografía, y los árboles acaban por parecer los pilares naturales que sostienen la estructura. El blanco, armónico frente a la frondosidad del verde de la vegetación que lo rodea.

La Naturaleza y las vistas suponen los pilares básicos sobre los que se ideó y construyó esta vivienda. La Casa Ugalde sólo se entiende así.

1 comentario:

  1. Buenas tardes,

    soy el administrador del blog de Arquitectura-Arquidea.
    Estoy estudiando el proyecto de la casa Ugalde y gracias a google he llegado a vuestro blog. Me gustaría felicitarles por el gran trabajo de análisis desarrollado.
    Además me gustaría utilizar algún fragmento de su artículo para el que publicaremos en nuestro blog próximamente. Por supuesto pondríamos un enlace recomendando leer su artículo.

    Sin más, un saludo.

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